La Furia – Ser valiente no es solo cuestión de suerte

La ópera prima de Gemma Blasco tras su laureado corto «Jauría» y su aventura experimental en «El zoo» solo podía ser una película bestial en fondo y forma, una de las obras más estimulantes que nos dejará este prometedor año para el cine español y el mejor vehículo posible para coronar a su protagonista, Ángela Cervantes, como una de las mejores actrices de su generación tras una interpretación capaz de dejar mudo al espectador. Tras su estreno mundial en el festival indie internacional South by Southwest (SXSW), forma parte de la Sección Oficial del Festival de Málaga.


Cuando el Ministerio de Igualdad, a través de la figura de Irene Montero, instauró como lema el mensaje «sola y borracha quiero llegar a casa» sus adversarios políticos no tardaron en tergiversar el mensaje, pero es evidente el fondo de esa idea: las mujeres tienen derecho a divertirse, a salir, a beber, a ligar o a hacer exactamente lo mismo que disfruta sin miedo cualquier varón, sin que ello suponga ningún peligro para ellas.

En «La furia», una joven actriz, rebelde, alocada, valiente, imperfecta y luminosa, que había consumido droga durante una fiesta en un piso de su pueblo, es agredida y violada violentamente por un hombre al que no llega a ver. Este hecho la marca profundamente pero su modo de afrontar el duelo es intentar pasar página, no denunciar el suceso y ocultarlo, negándose a paralizar su vida y a convertirse en una víctima para los demás. Sin embargo, no puede evitar sumergirse en la oscuridad, en el asco y la culpa, cambiar personas de su entorno y tornarse más introspectiva.

Cuando le confiesa a su hermano del alma -un solvente Álex Monner- su tragedia, él no solo la hace propia por su sentimiento de culpabilidad al haber estado en la citada fiesta y no saber lo que estaba pasando ni poder evitarlo, y por esa masculinidad tóxica que le lleva a la necesidad de la protección mediante la violencia como única forma posible, sino que revictimiza a su propia hermana culpándola de no cuidarse y cometer errores. El amor que se profesaban ambos hermanos se deteriora y surge una profunda brecha ante dos formas tan distintas de sobrellevar el dolor y la rabia por lo sucedido.

«La furia» radiografía distintas maneras de afrontar un profundo trauma, pero también reflexiona sobre la facilidad con la que se culpa a las víctimas de lo sucedido y de su forma de actuar tras los hechos, en lugar de ser el apoyo férreo que necesitan. Pese a la inteligencia con la que se muestra este mensaje, la cinta no escatima en su visceralidad y en ocasiones resulta bastante explícita y cruel en su forma gráfica de mostrar la ira soterrada de su protagonista. Los efectos visuales del film, bastante destacables, contribuyen notablemente en este sentido. Es, deliberadamente, una película «fuertecita», como, por otra parte, requiere una temática tan cruda.

Pese a las numerosas virtudes de esta atrevida cinta, hay una que destaca claramente por delante del resto y es esa perfecta elección de casting que ha resultado ser Ángela Cervantes en uno de sus primeros grandes papeles como protagonista. Su actuación es un prodigio: es carnal, casi animal. Resulta igualmente creíble cuando se muestra más vulnerable y cuando se presenta de un modo más descarriado, es capaz de retratar perfectamente tanto la rabia como el vacío que le deja su agresión y el sentimiento de incomprensión y de culpa que siente cuando habla con su hermano.

Ángela Cervantes nos regala varias secuencias para el recuerdo -una de ellas, que no voy a adelantar porque debéis descubrirla por vosotros y la reconoceréis al instante, especialmente inolvidable- y lleva todo el peso de la película a su espalda, desde el primer al último segundo, en uno de esos papeles que marcan y ensalzan una carrera. Debería -y adelanto: va a suceder- estar en todas las quinielas para la futura temporada de premios del cine español de 2025 y que nadie se sorprenda si este año los Goya no dejan pasar la emotiva oportunidad de premiar a los hermanos Cervantes (a Álvaro, por su actuación en «Sorda») el mismo año y darnos una fotografía tan bonita como merecida. Cualquiera que se acerque a esta interesantísima película, sabrá que sería un acto de justicia poética.

Valoración Golden Cinema:

Puntuación: 4 de 5.

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