Pocas veces nos detenemos a analizar cómo nuestra sociedad premia a las personas que demuestran una mayor falta de escrúpulos y cómo aquellos que son capaces de hacer daño mientras mantienen su capacidad para dormir por las noches son aupados al éxito.
Aplicando esto a los medios de comunicación es curioso comprobar cómo el público español está acostumbrado a digerir dantescos espectáculos televisivos sin requerir procesar aquello que está viendo, en pos del entretenimiento vacuo.
Si bien en nuestro país es fácil conectar esto con la prensa rosa y los programas de corazón, en USA incluso los propios informativos locales han tenido que rendirse a la necesidad de ser rentables y lograr una determinada audiencia, razón por la que deben destacar sobre aquellos que ofrecen otras cadenas y por la que el sensacionalismo y el morbo resultan más tentadores que la información veraz.
Por alguna razón, la violencia engancha y pese a lo desagradable que pueda resultar, muchos espectadores son incapaces de apartar la mirada de la pantalla si le están ofreciendo algo que le remueva, le asuste o le preocupe, especialmente si, como diría Lou, el protagonista de esta película, “hay mucha sangre”.
Lou, interpretado magistralmente por Jake Gyllenhaal, es un buscavidas amoral, sin ningún tipo de empatía, que sufre una total desconexión de la realidad y que encuentra una solución a su vida cuando descubre que una forma de hacer dinero en un mundo que no está dispuesto a darle ninguna oportunidad, es filmar las desgracias ajenas, los accidentes más trágicos y los asesinatos, para después venderle los vídeos a los informativos locales.
Para escalar en su profesión no dudará en alterar escenas del crímen, traspasar cordones policiales incluso introduciéndose en moradas o en ocultar información a la policía. Su dudoso comportamiento es mostrado con toda crudeza pero sin perder la perspectiva realista y permitiendo que sea el espectador quien juzgue.
Jake Gyllenhaal, quién decidió de motu propio perder más de diez kilos de peso para caracterizar mejor a este lobo solitario reconvertido en depredador nocturno, logra una interpretación memorable y convincente, creando un personaje icónico. Riz Ahmed como su desesperado compañero de fatigas y sobre todo, Rene Russo, que interpreta a la productora televisiva cada vez más dependiente del trabajo de Lou para salvar su propio pellejo dando lugar a algunas de las secuencias más impactantes de la película, resultan también muy destacables.
Con Nightcrawler nos encontramos ante uno de los debuts cinematográficos más fastuosos de los últimos años. Dan Gilroy es guionista y director de ésta vibrante cinta que deslumbra desde su estilizada fotografía, que muestra las entrañas de los Ángeles como pocas veces hemos visto con anterioridad, su rotunda banda sonora y las magnéticas actuaciones de su elenco, convirtiendo la que sin duda es una de las películas más viscerales del momento en futuro cine de culto. Es una lástima que su calidad sólo se haya visto recompensada en los Oscar con una nominación por su original guión, porque merece mayor reconocimiento, pero no cabe duda que ésta será una cinta a tener en cuenta entre lo mejor del año.
Valoración: 8 / 10