Pocas cosas parecen tan complicadas en la pantalla grande como conseguir recrear un episodio real con auténtica veracidad. La profesora de Historia, titulada originalmente con más tino, Les héritiers, relata la historia real de uno de sus jóvenes actores, Ahmed Dramé, y del hecho que removió su conciencia y la de sus compañeros enseñándoles a madurar y a superarse.

Pese a que estamos habituados a multitud de películas ambientadas en institutos con alumnos conflictivos que al encontrarse con un profesor diferente, cargado de energía y fe en ellos, terminan por mostrar su faz, oculta tras las miserias que han de soportar en sus vidas fuera del centro de enseñanza, logrando sus objetivos y transformándose en adultos durante el proceso, las diferencias entre lo que podría ser el argumento de Sister Act y La Profesora de Historia se encuentran sobre todo en la verdad que respira ésta última.

Ariane Ascaride da vida a esa profesora que disfruta de la enseñanza y que es capaz de ver más allá de la aparente hostilidad de los alumnos, de preocuparse por sus problemas y de inculcarles que pueden hacer mucho más de lo que piensan. Su vitalista interpretación consigue empatizar con el público y darle credibilidad a su bien dibujado personaje. Para lograr concienciar a sus alumnos y conectarlos con la historia, haciéndoles saber que la historia no se estudia sino que se comprende, les embarca en un concurso nacional para el que han de documentarse sobre lo que significó ser un niño o un adolescente en un campo de concentración nazi.

La directora del film, Marie-Castille Mention-Schaar adopta un estilo realista que roza el documental, en especial durante la escena clave de la película, donde León Levitz, uno de los hombres que vivió el cautiverio en un campo de concentración en su infancia relata su experiencia ante los atónitos adolescentes. Esta secuencia, pese a ser la más larga del metraje, es un elemento diferenciador de otras películas que han planteado esta temática y resulta sumamente interesante, otorgándole valor didáctico.

Desafortunadamente, es cierto que el exceso de películas basado en alumnos complicados perjudica a La profesora de Historia que puede parecer poco original, a la par que sus elementos diferenciadores ahuyentan al público más comercial y que apuesta por películas con otro tempo, pero la cinta incluye suficientes cualidades para ser tenida en cuenta por aquellos que apreciamos ese cine realista, sencillo y honesto que además nos recuerda esos hechos de nuestro pasado más cercano que no debemos dejar que puedan volver a suceder.

Puntuación: 6 / 10