Debut en el largometraje de los guionistas cómicos Andy Hamilton y Guy Jenkin, Nuestro último verano en Escocia es una agradable comedia para todos los públicos que capea asuntos espinosos como sobrellevar ser una familia disfuncional cuando existen niños a los que educar y criar, con un tono amable y elevadas dosis de ironía.
Existen ciertas películas que pese a ser relativamente actuales ya pueden considerarse clásicos por su contribución al cine tras convertirse en estandartes de un género concreto dentro de la comedia. Es el caso de cintas como Amelie, tras la que se han creado infinidad de películas siguiendo su estela, en lo que algunos han denominado como cine cupcake, o el de Pequeña Miss Sunshine, una de las cintas independientes más aclamadas de la década a la que han continuado decenas de feel-good movies familiares como ésta Nuestro último verano en Escocia.
En Nuestro último verano en Escocia, el matrimonio interpretado por Rosamund Pike y David Tennant, está separándose, pero su familia es invitada al cumpleaños del extravagante abuelo – estupendo en su papel Billy Conolly – en Escocia y como éste está enfermo terminal deciden evitar su sufrimiento y fingir que siguen siendo un matrimonio feliz para lo que intentan aleccionar a sus tres pequeños hijos con la intención de que mantengan la farsa, a la par que ocultan a sus hijos el grave estado del abuelo. Sin embargo, durante las vacaciones, los pequeños protagonizan un momento cumbre que precipita los acontecimientos y da un vuelco a la película.
El buen hacer del elenco, con especial mención a la naturalidad de los niños, contribuye a la credibilidad de su argumento y logra que el espectador empatice con la situación que están viendo y con su bien trabajado guión, otro de los puntos fuertes de la cinta junto a su fotografía, que resalta la belleza del paisaje escocés.
Aún con cierto toque edulcorado, tan habitual en este tipo de comedias familiares, Nuestro último verano en Escocia resulta un entretenimiento formidable y es inevitable disfrutar de la agradable sensación que provoca cuando abandonas la sala de cine. Es una feel-good movie en toda regla.
Puntuación: 6 / 10