Christian Petzold, autor de la laureada Bárbara, firma uno de los mejores dramas románticos de la temporada con Phoenix, premiada en el pasado festival de San Sebastián.
Habla en voz baja, cuando hablas, amor. Nuestro día de verano marchita, demasiado pronto. Nuestro momento es rápido al igual que los barcos a la deriva.
El Holocausto y sus consecuencias han sido objeto cinematográfico en numerosas ocasiones pero pocas veces hemos podido observarlo desde el prisma alemán sin caer en el sentimentalismo ni en la manipulación. Es poco frecuente encontrar una cinta que muestre de un modo más acertado el sentimiento de culpa del pueblo alemán, de aquellos que han traicionado delatando o con su silencio a sus vecinos, a sus amigos, a su propia familia. La culpa de aquellas personas que simplemente aceptaron y callaron ante el horror que supone un episodio tan bochornoso para la humanidad como éste, tan reciente que todavía quema, que duele, que avergüenza. Nina Hoss demuestra la clase de actriz superlativa que es y tiene la capacidad de reflejar con su mirada todo un abanico de sentimientos que abarcan desde el miedo y la inseguridad hasta la acusación y el reproche más crudo.
El amor es una chispa perdida en la oscuridad, demasiado pronto.
Nelly es una superviviente judía de Auschwitz a la que todo su entorno creen fallecida, a excepción de su antigua amiga Lene – estupenda Nina Kunzendorf – que cuida de ella a la par que prentende que construya una nueva vida y se aleje de su pasado. Nelly está completamente desfigurada pero quiere volver a ser quien era y regresar junto a su marido Johnny – interpretado magistralmente por Ronald Zehrfeld – pese a las advertencias de Lene y cuando logra encontrarlo, éste no la reconoce y le propone un plan con fines económicos por el que ha de hacerse pasar por su mujer, es decir, por ella misma aunque éste no lo sabe. Comienza entonces una lucha interna por parte de Nelly, quien pretende que su marido la reconozca y volver a conquistarle, a la par que cada vez reconoce menos al hombre que la enamoró.
El tiempo es tan viejo y el amor es tan breve, el amor es oro puro y el tiempo, un ladrón. Llegamos tarde, cariño, llegamos tarde.
Bajo una dirección sublime, Phoenix es capaz de expresar todo tipo de sentimientos complejos con elegante sutileza. La sobriedad de la propuesta contribuye a que el espectador se vea enganchado paulatinamente en la red en que Nelly se envuelve y empatiza con su desamparo y su deseo de que la realidad no sea la que se está dibujando ante sus ojos hasta alcanzar el climax en una escena final inolvidable, sin duda una de las mejores secuencias de lo que llevamos de 2015. Phoenix es una cinta de obligado visionado para aquellos amantes del cine que aún creen que éste puede contarnos cosas importantes, además de entretenernos.
La cortina desciende. Todo termina, demasiado pronto.
Puntuación: 8 / 10