Cuando Kate prepara con esmero todo lo necesario para la celebración de su 45º aniversario de bodas, su marido recibe una carta inesperada: la notificación del hallazgo del cuerpo de su primer amor, desaparecida cuando ambos salían juntos, en una incursión a los glaciares de hielo de los Alpes. Este descubrimiento revolverá todas sus emociones y planteará grandes dudas a Kate, que puede llegar a creer que sus 45 años de matrimonio están sustentados en un simple parche emocional, en una gran mentira.

Ante semejante argumento, hubiera sido fácil encontrarnos con una película visceral, manipuladora y lacrimogena pero en lugar de eso, Andrew Haigh, creador de la fabulosa Weekend, proporciona una sutileza encomiable a su cinta, consiguiendo transmitir emociones a través de la verdad que emanan sus dos actores protagonistas, un estupendo Tom Courtenay y una absolutamente deslumbrante Charlotte Rampling – a quien le seguirán lloviendo premios por esta interpretación – y de un guión adaptado de un modo soberbio, con una sencilla pero perfectamente medida puesta en escena y una magnífica capacidad para contar la historia.

45 años es un prodigio porque cuenta algo realmente dramático y terrible, de un modo sosegado, con paciencia y elegancia, haciendo que el espectador sienta lo que Kate, el personaje de Charlotte Rampling, está sintiendo, siendo partícipes de su desengaño, de su dudas y de la fragilidad de una historia de amor que en realidad ha sido toda su vida. Es inevitable emocionarse con esta pequeña gran película y no me cabe duda que jugará un papel importante en la temporada de premios.

Puntuación: 7 / 10