Tras su paso por la Berlinale, Ana, mon amour aterriza en nuestros cines para hacernos reflexionar sobre la toxicidad de las relaciones cuando se sustentan en la dependencia más que en el amor.
Ante esta sugerente base, válida para intensos debates post visionado, podríamos estar ante una cinta de gran calado pero el interesante contenido pierde fuerza por un continente no tan satisfactorio.
Toma es un hombre que decide acudir a un psicoanalista al que le relata su relación durante diez años con Ana, su ex mujer, quien padecía severos problemas de ansiedad que la convertían en alguien muy dependiente, descubriéndonos que en realidad y pese a las dificultades de comunicación existentes entre ellos, esa dependencia que le hacía sentir tan necesitado era el verdadero atractivo de la relación para un Toma que también tenía sus traumas familiares y sentimentales del pasado, al igual que Ana, que probablemente le forjaron y convirtieron en quien es.
Así se desgrana poco a poco ante nuestros ojos que quien parece el bastión de la relación y la persona calmada que intenta entender a su chica, es en realidad alguien atormentado y tan o más complejo.
Pese al evidente atractivo de esta propuesta, varios son los factores que hacen que la cinta pierda enteros durante su excesivo metraje.
De entrada podemos decir que se trata de una película que pretende ser totalmente realista y por ello no hay censura, mostrando incluso la eyaculación del actor protagonista sobre el cuerpo de la actriz en una escena que no aporta nada significativo más allá de mostrarse como una obra muy natural, costumbrista y que retrata las cosas como son. No tengo ninguna duda de que si esa misma escena perteneciese a cine español habríamos escuchado infinitas voces críticas, pero particularmente lo único que puede preocuparme es pensar en la dificultad o desagrado que puede suponer para los actores filmarla sólo para dar un realismo a la cinta que, lamentablemente, se pierde en otras ocasiones cuando el nivel de dramatismo es tan alto que resulta histriónico.
Sin embargo, el verdadero gran handicap de la cinta radica en su estructura: la mayor parte del metraje es una sucesión de flashbacks de diferentes momentos de la relación mezclados de tal modo que sólo generan confusión y que además reiteran y alargan secuencias que no poseen gran importancia para el relato mientras que el desenlace, crucial y mucho más interesante, se reduce de un modo considerable provocando que apenas se profundice en los cambios de actitud de sus personajes y sólo se dibuje un trazo de su evolución personal.
Puntuación: 5 / 10